Apenas dos semanas más y ya estaremos en 2022.
Si estos dos últimos años también te han pasado volando, tiene una explicación. Nuestro cerebro interpreta el paso del tiempo a partir de la cantidad de recuerdos que almacena, y resulta que las pandemias no contribuyen precisamente a que vivamos nuevas experiencias.
En cualquier caso, en breve empezaremos a recibir la tradicional avalancha de mensajes con metas y propósitos para el nuevo año.
Yo no. Hace años que no me marco ningún objetivo porque los considero un cliché que nos hace sentir mal cuando no los cumplimos, así que paso de ellos por mi propia salud mental.
En su lugar, prefiero mirar al pasado. Porque del pasado se pueden aprender cosas, mientras que del futuro solo se puede esperar algo.
Y si de algo me he dado cuenta este año, es de la importancia de tener margen de error.
Tener margen de error es saber que, si las cosas no van como habías previsto, no tendrán consecuencias desastrosas en tu vida.
Es saber que si pierdes tu trabajo, tienes los recursos suficientes para mantener tu ritmo de vida hasta que encuentres otro. Es saber que si tu empresa no factura lo esperado, no vas a tener que despedir ningún empleado. O saber que si Google tumba una de tus webs, todavía tienes otras cinco generando ingresos.
Este año he lanzado varios nuevos proyectos. Unos han ido mejor y otros peor, pero en todos he sentido que tenía margen de error. Y te aseguro que gracias a ello cada año vivo más tranquilo —independientemente de si me pasa más rápido o más lento.
Así que mi deseo para el próximo año es que tú también consigas aumentar tu margen. Porque, como hemos podido comprobar, en general las cosas no cambian a mejor por sí solas ni las pandemias desaparecen cuando el año cambia de dígito.
Un abrazo,
Pau
PD: nos tomamos un descanso y la newsletter quincenal volverá en enero con más novedades, recomendaciones y lanzamientos 💪
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