No sé si ha sido la pandemia, la saturación o una mayor consciencia por parte de los consumidores, pero en apenas dos años los negocios online “tradicionales” han cambiado mucho.
El posicionamiento orgánico se ha vuelto más exigente, los anuncios más ineficientes y las redes sociales más competidas, lo que ha provocado un descenso del retorno de la inversión (vamos, del dinero que se gana).
Esto ha desanimado a muchas personas. Incluso he visto emprendedores digitales de supuesto éxito a punto de tirar la toalla en busca de cualquier otra alternativa como los NFTs o las criptomonedas.
El problema es que confunden el medio con el fin. Lo verdaderamente importante no es el canal, sino su producto o servicio, el valor añadido que proporcionan a su audiencia.
Sí, quizás la televisión matase la radio, pero no eliminó las cadenas de contenido. Se ramificaron hacia la televisión.
Siempre aparecerán nuevos canales que se pondrán de moda. Primero fue el SEO, luego las redes sociales, a continuación YouTube, posteriormente los anuncios de pago y más recientemente plataformas como Twitch.
Y quizás más adelante venga el metaverso o te cuelen publicidad en tus sueños (sí, hay empresas que ya lo han intentado).
Cuando estás en la cresta de la ola todo porque fuiste de los primeros en aparecer en el medio adecuado todo es más fácil. Pero las personas se definen por lo que hacen en tiempos de dificultad, y no con el viento a favor.
Habrá que adaptarse de nuevo. Como llevamos toda la vida haciendo.
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