No voy a entrar en los detalles de tal trágico evento (fue realmente ridículo), pero la cuestión es que a mi iPhone XR la batería le dura cada vez menos y eso me supone un problema.
El año pasado decidí cambiarlo por uno con más autonomía y, ya puestos, más ligero. Así que, semanas antes de que se lanzase el iPhone 12, me sumergí de lleno en el vendaval de rumores sobre sus especificaciones. Incluso vi la retransmisión del lanzamiento en directo.
Sin embargo, y a pesar de que todo mi cuerpo me lo pedía, no lo compré.
Sí, tenía una autonomía algo superior, pero no lo suficiente para solucionar mi problema. El resto (cámaras, pantalla, velocidad) se veía impresionante, pero no era algo que necesitase.
Este año me ha pasado exactamente lo mismo. Tras semanas leyendo acerca de las alucinantes características del iPhone 13, he decidido esperar de nuevo al año que viene.
Esto encaja con uno de los experimentos más reveladores jamás realizados y que quizás ya conozcas. El de los marshmallows.
El estudio consistía en llevar un niño a una habitación, sentándolo frente una mesa con un marshmallow (esos dulces americanos en forma de nube).
Entonces, el investigador le ofrecía un trato al niño.
Le explicaba que iba a salir de la habitación durante 15 minutos, y que si el niño no se comía el dulce mientras estaba fuera, sería recompensado con un segundo marshmallow. Sin embargo, si el niño se comía el primero antes de que regresase el investigador, no obtendría el segundo.
La decisión es sencilla: una golosina ahora o dos golosinas más tarde.
Ver las grabaciones de los niños frente el marshmallow es bastante gracioso —unos se lo comen en cuanto el investigador abandona la habitación, otros se resisten un rato pero terminan sucumbiendo, y solo unos pocos logran vencer la tentación.
Pero lo realmente interesante de este estudio vino años más tarde.
Durante 40 años, los investigadores siguieron el progreso de cada niño en varias áreas. Y descubrieron que aquellos que retrasaron el placer inmediato y esperaron a recibir el segundo marshmallow terminaron consiguiendo mayor éxito social, emocional y profesional en sus vidas.
El éxito, en casi todos los campos, consiste en posponer el placer inmediato para realizar un sacrificio. En ignorar lo fácil (comprarme el maldito iPhone) para hacer lo difícil (seguir con el actual a pesar de sus problemas).
En quedarse trabajando en casa en lugar de ir a tomar cervezas con los amigos. En perseverar en los proyectos en lugar de abandonarlos frente las dificultades.
Estoy convencido que la clave del éxito no es mucho más que eso. Pero qué difícil es.
Un abrazo,
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